Por ello, deberíamos proponernos vivir el día a día, y en vez de preocuparnos por lo que nos pasará dentro de un año, preocuparnos por el día siguiente. Porque ya bastante tenemos con estar llenos de exámenes y sentirnos solo comprendidos por un par de personas como para ponernos a pensar en los problemas del futuro. Ya nos llegará el tiempo de amargarnos con ellos cuando les llegue su momento. Mientras tanto vivamos: riamos, cantemos, soñemos, bailemos bajo la lluvia, besemos, gritemos de felicidad, descubramos nuevos lugares, quedemos con nuestros amigos; seamos felices.
Porque hay cosas que sí duran para siempre, y la amistad puede ser una de ellas.