Madrugada el conde Olinos,
mañanitas de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
canta un hermoso cantar:
las aves que iban volando
se paraban a escuchar;
caminante que camina
detiene su caminar;
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.
Desde la torre más alta
la reina le oyó cantar:
-Mira hija, cómo canta
la sirenita del mar.
- No es la sirenita, madre,
que esa no tiene cantar;
es la voz del conde Olinos,
que por mí penando está.
-Si por tus amores pena,
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta sangre real.
-¡No le mande matar, madre,
no le mande usted matar,
que si mata al conde Olinos
juntos nos han de enterrar!
-¡Que lo maten a lanzadas
y su cuerpo echen al mar!
Él murió a la media noche,
era a los gallos cantar.
A ella como hija de reyes,
la enterraron en el altar,
y a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás.
De ella nace un rosal blanco,
de él un espino albar.
Crece uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.
La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba,
no cesaba de llorar.
De ella ella naciera un garza;
de él, un fuerte gavilán.
Juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan a la par.
me recordaste a mi niñez...
ResponderEliminarmi abuela lo recitaba de vez en cuando...hacia años que no oia de nuevo...
Un abrazo...¡¡¡
Déjame que te cuente
www.dejamequetecuente.net
Oh, me alegra que te haya evocado algo tan bonito... ^^
EliminarUn beso